12/04/2021 - 18:00
Jens Andermann es catedrático de español y portugués en la Universidad de Nueva York y dirige el Journal of Latin American Cultural Studies. Ha sido profesor en Londres, Berlín y Zúrich, entre otras casas de estudio. Autor de Tierras en trance. Arte y naturaleza después del paisaje (2018), New Argentine Cinema (2011), The Optic of the State: Visuality and Power in Argentina and Brazil (2007) y Mapas del poder: una arqueología literaria del espacio argentino (2000).
Simposio de Investigación: "La noche de los xawarari: notas sobre epidemiología amazónica"
Lunes 12 de abril, 18 hs (ARG)
Expone: Jens Andermann (Universidad de Nueva York)
Comenta: Jimena Néspolo (CONICET-UBA)
Enlace: https://youtu.be/krM4hFgw2n8
Resumen
En su libro-testimonio publicado originalmente en francés en 2010, La caída del cielo, el shamán y activista Yanomami Davi Kopenawa y Bruce Albert, su interlocutor y co-autor antropólogo, reflexionan sobre una serie de epidemias tras el "primer contacto" del Pueblo Yanomami con la sociedad blanca, acontecidas cuando Kopenawa era todavía niño y que terminaron matando a casi toda su familia y a gran parte de la comunidad. Kopenawa atribuye esa experiencia –formativa de su personalidad como shamán-activista y como cronista e intelectual Indígena– al obrar de los xawarari, seres-imágenes espirituales de xawara o la sustancia epidémica (de la misma manera en que los xapiri son imágenes de los ancestros animales) que las actividades extractivas en la selva (la minería, las madereras y la agroindustria) habrían desenterrado de las entrañas de uhiri, la selva viviente que volvió a crecer sobre la piel del antiguo cielo caído. Lo que Kopenawa propone, en otras palabras, es un pensamiento especulativo e histórico a la vez que vincula la enfermedad con las repercusiones del modo de producción colonial-capitalista sobre el ensamblaje más-que-humano: una epidemiología del Capitaloceno. ¿Qué pasaría, me pregunto, si en vez de leer La caída del cielo según los padrones disciplinarios de la antropología, como testimonio de una forma "animista" (o totémica) de pensar el mundo, lo consideráramos en su radical novedad, como un texto de y desde la ruptura en la que se sitúa? Es eso lo que me propongo intentar: leerlo como un texto que mezcla el registro narrativo con la producción experimental de saber, esto es: como ciencia-ficción.